1º: Evitar los enlaces sospechosos: uno de los medios más utilizados para llevar a las víctimas a
sitios maliciosos son los enlaces. Hay que intentar no hacer click en ellos
porque pueden llevar amenazas capaces de infectar al usuario. Los enlaces
pueden estar presentes en un correo electrónico, una ventana de chat o un
mensaje en una red social.
2º: Utilizar contraseñas fuertes: muchos servicios en Internet están
protegidos con una clave de acceso, de forma de resguardar la privacidad de la
información. Si esta contraseña fuera sencilla o común (muy utilizada entre los
usuarios) un atacante podría adivinarla y por lo tanto acceder indebidamente
como si fuera el usuario verdadero. Por este motivo se recomienda la
utilización de contraseñas fuertes, con distintos tipos de caracteres y una
longitud de al menos 8 caracteres.
3º: Aceptar sólo contactos conocidos: tanto en los clientes de mensajería instantánea como en redes sociales, es recomendable aceptar e interactuar sólo con contactos conocidos. De esta manera se evita acceder a los perfiles creados por los atacantes para comunicarse con las víctimas y exponerlas a diversas amenazas como malware, cyberbullying, etc...
4º: Utilizar tecnologías de seguridad: las
soluciones antivirus, firewall y antispam representan las
aplicaciones más importantes para la protección del equipo ante la
principales amenazas que se propagan por Internet. Utilizar estas tecnologías
disminuye el riesgo y exposición ante amenazas.
5º: Descargar aplicaciones desde sitios web oficiales: muchos sitios simulan
ofrecer programas populares que son alterados, modificados o suplantados por
versiones que contienen algún tipo de malware y descargan el código
malicioso al momento que el usuario lo instala en el sistema. Por eso, es
recomendable que al momento de descargar aplicaciones lo haga siempre desde las
páginas web oficiales.